La lección de este día la puedes encontrar en el libro de:
Lucas 1:5-25; 57-66
Si no tienes tu Biblia a la mano te dejamos la historia por aquí:
Había un sacerdote llamado Zacarías que servía en el templo y tenía una esposa llamada Elisabet. Ambos eran buenos y obedecían a Dios.
Ellos no tenían hijos porque Elisabet no había podido quedar embarazada, y además ya eran muy viejos.
Un día le tocó al grupo de sacerdotes de Zacarías el turno de servir a Dios en el templo. Los sacerdotes acostumbraban nombrar a uno del grupo para entrar al templo de Dios a quemar el incienso en el altar mientras el pueblo se quedaba afuera orando, y esta vez le tocó a Zacarías.
De pronto un ángel de Dios se le apareció a Zacarías. Cuando lo vio tuvo miedo y no supo qué hacer.
El ángel le dijo que no tuviera miedo, pues Dios había escuchado sus oraciones y su esposa tendría un hijo al cual llamaría Juan.
El ángel dijo que cuando naciera su hijo lo haría muy feliz y muchos otros se alegrarían por su nacimiento, además ese niño sería importante ante Dios, porque él haría que muchos de Israel dejaran de hacer lo malo y obedecieran a Dios, pues él prepararía a las personas para la llegada del Mesías. También le dio indicaciones acerca de ese niño.
Zacarías dijo que él y su esposa eran muy viejos para que eso sucediera.
El ángel le dijo que él era Gabriel, ayudante especial de Dios, y que había sido enviado a darle esa noticia, pero como no había creído, quedaría mudo hasta que naciera su hijo, y así fue.
Todos estaban esperando a Zacarías afuera, pero él tardó. Cuando salió Zacarías no podía hablar y solo hacía señales con las manos.
Al terminar su turno en el templo regresó a casa; poco tiempo después Elisabet quedó embarazada y cuando nació el niño todos se alegraron porque Dios había sido bondadoso.
A los 8 días llevaron a circuncidar al niño.
Los que estaban ahí querían ponerle por nombre Zacarías, pero Elisabet dijo que no, pues se llamaría Juan aunque ningún familiar suyo se llamase así. Por señas preguntaron a Zacarías cómo quería llamar al niño, él pidió una tabla y escribió "Juan", y en ese mismo momento él volvió a hablar y alabó a Dios.
Dios busca Fe en sus hijos, y la historia de esta lección es un claro ejemplo de incredulidad y disciplina; fe y obediencia... y de ser testigo de un milagro efectuado por Dios al recobrar el habla y anunciar el poder y la bondad de Dios. En esta lección, Dios estaba profetizando la llegada de su hijo, que vendría a aprender obediencia, y que por lo tanto, sería ejemplo de obediencia a nosotros. Cristo fue obediente hasta la muerte, si lo obedecemos seremos testigos de las maravillas de Dios.
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