LECCIÓN 9: HISTORIA (PARÁBOLA: LAS DIEZ VÍRGENES)

 Si tienes tu Biblia a la mano, puedes buscar la cita de la historia de hoy que se encuentra en:

Mateo 25:1-13

El Señor Jesús comenzó a contar una parábola, y decía lo siguiente:

En el reino de Dios pasará lo mismo que sucedió en una boda.

Cuando ya era de noche, diez muchachas tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al esposo.

Cinco de ellas eran descuidadas, y las otras cinco responsables. Las cinco descuidadas no llevaron aceite suficiente para sus lámparas, pero las cinco responsables llevaron aceite para llenar sus lámparas de nuevo.

Como el esposo tardó mucho en llegar, a las diez muchachas les dio sueño y se durmieron. 

Pero como a media noche se oyeron gritos diciendo: ¡Ya viene el esposo, salgan a recibirlo!

Las muchachas se levantaron y comenzaron a preparar sus lámparas. 

Las cinco muchachas descuidadas dijeron a las responsables que les compartieran aceite, pues sus lámparas se estaban apagando.

Las cinco responsables les contestaron que no tenían aceite suficiente para compartirles, y que mejor fueran a comprarlo ellas.

Mientras las cinco muchachas descuidadas fueron a comprar aceite, llegó el esposo. Entonces las cinco muchachas responsables entraron con él a la boda, y la puerta se cerró.

Cuando las cinco descuidadas volvieron de comprar el aceite se encontraron todo cerrado y gritaron: ¡Señor, Señor, ábrenos! 

Pero el novio les contestó que no sabía quiénes eran ellas y que no las conocía.

Luego El Señor Jesús les dijo a los que oían la parábola que deben estar siempre alerta, porque nadie sabe el día ni la hora en que él volvería.

En esta lección el Señor describe a los elegidos por él. Las personas de esta parábola son las siguientes:

• Vírgenes insensatas o descuidadas: Los que su fe es vana y no tienen al Espíritu Santo.
• Vírgenes prudentes o responsables: Los que sí tienen al Espíritu Santo.
• Aceite: Espíritu Santo, quien nos transforma.
• Esposo: Cristo.

Las que estaban preparadas, tenían aceite y su recompensa fue entrar a las bodas. Debemos ser como ellas.

Las que no estaban preparadas, no tenían aceite y su comportamiento fue confiado.

El Señor desea lo mejor para sus hijos.

¿Ya estás preparado? ¡No seas como las vírgenes insensatas!